Comentario
Abadesa del Monasterio de Santa María de las Huelgas.
De noble ascendencia, puesto que fue sobrina y prima de reyes. Hija de Juan de Austria y María de Mendoza, dama de la infanta Juana de Austria, princesa viuda de Portugal. Los príncipes de Éboli mantuvieron amistad con don Juan de Austria, siendo en su casa madrileña donde conoció a María de Mendoza, amante y madre de María Ana. De hecho, María Ana de Austria nació en el palacio de la princesa de Éboli, antes de que don Juan marchara a mandar las tropas en las Alpujarras en 1569. Quedó tempranamente huérfana, fue cuidada hasta los siete años por Magdalena de Ulloa. Felipe II mandó que fuese enclaustrada en el convento de Madrigal de las Altas Torres.
La joven religiosa se ve involucrada en una conspiración, embaucada por Gabriel de Espinosa, el célebre Pastelero de Madrigal, que se hacía pasar por el rey Don Sebastián I de Portugal, aprovechando su gran parecido con el monarca; Doña Ana maría de Austria se ilusionó y se creyó con llegar a ser Reina de Portugal, cuando la situación era bien distinta para ella. La culpa de doña Ana de Austria se saldó con un encierro en el convento agustino de Ávila. Allí, desprovista de privilegios, pasó poco más de 3 años, hasta que su primo Felipe III, a poco de suceder a su padre, la hizo devolver al monasterio de Madrigal, donde, restituida su influencia y recobrada la tranquilidad de espíritu, fue elegida priora y más adelante dejando la orden de San Agustín, fue nombrada abadesa perpetua del cisterciense Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas, el 8 de agosto de 1611, la mayor dignidad eclesiástica a que una mujer podía aspirar.